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RESILIENCIA

Ser fuerte a pesar de las tormentas

 

Hay personas que se caracterizan por su gran capacidad de resiliencia. Son aquellas que tienen como arma su capacidad de seguir a flote ante las dificultades y como principal sostén la visión de la dificultad como aprendizaje. Ellas saben que la inmunidad al sufrimiento es imposible y comprenden que las tormentas que hacen a nuestros días oscuros, también son oportunidades para sobreponerse. Por lo que se arman de valor y continúan, teniendo como mantra proseguir para crecer, a pesar de las adversidades.


«Cuando hay una tormenta, los pajaritos se esconden, pero las águilas vuelan más alto».

Mahatma Gandhi.


SER RESILIENTE EN EL DÍA A DÍA

Ser resiliente desde la psicología es ser capaz de afrontar la adversidad y salir fortalecido. Cuando hablamos de resiliencia solemos pensar en hechos traumáticos, como la pérdida de un ser querido, sobrevivir a un accidente o a situaciones de maltrato... Pero en nuestro día a día también se dan situaciones complejas que tenemos que enfrentar. No hace falta que suceda una catástrofe, superar cualquier dificultad cotidiana, como hacer frente a las críticas, conseguir superarse o comenzar el día con una sonrisa tras una época de tristeza, también es ser resiliente. Todos tenemos nuestras propias batallas con las que lidiar y nuestros propios recursos para hacerles frente de una manera u otra, tan solo hay que descubrirlos.


CARACTERÍSTICAS DE LAS PERSONAS RESILIENTES Hay personas que son resilientes porque han tenido un ejemplo de resiliencia a seguir, como sus padres o un hermano, pero otras han aprendido a lidiar y sortear las piedras del camino por sí solas: han aprendido a partir del ensayo y error, se han hecho fuertes a partir de sus propias cicatrices. Esto nos indica que la resiliencia es una habilidad que todos podemos desarrollar y, por lo tanto, practicar. Para ello, es necesario gestionar adecuadamente nuestros pensamientos y emociones. A continuación, te contamos algunas de las principales características de las personas resilientes para que puedas comenzar a entrenarlas. 1. Saben adaptarse a los cambios Las personas resilientes tienen, como los juncos, la capacidad de ser flexibles cuando el viento azota con fuerza. Saben que ir en contra de las circunstancias las hará perder energía y optan por tener una mente abierta. Se desprenden de sus viejas creencias, prejuicios e inseguridades, para vestirse con nuevos trajes que les acompañen en los momentos de cambio. Pero no se adaptan por resignación, sino porque saben que existen otros mundos diferentes que no por ser distintos son erróneos.


«El agua lo vence a todo, porque se adapta a todo».

Lao Tse.


2. Se apoyan en sus fortalezas Las personas resilientes se conocen. Saben qué es aquello que les hace daño y les molesta y comprenden que el soporte fundamental de su bienestar depende de cuidarse a sí mismas. Las personas resilientes saben identificar sus debilidades, pero también sus fortalezas para ponerlas en marcha cuando sea necesario. Utilizarán sus ganas de luchar, su motivación, su esfuerzo y sus habilidades como los cimientos para seguir adelante. Pero, sobre todo, se respetan a sí mismas y se tienen en cuenta porque saben que conocerse es el paso fundamental para crecer y establecer relaciones sanas con los demás. «Cada persona es una isla en sí misma, en un sentido muy real, y solo puede construir puentes hacia otras islas si efectivamente desea ser él mismo y está dispuesto a permitírselo».

Carl Rogers.


3. Saben que aceptar es necesario para avanzar Las personas resilientes saben que la aceptación es la compañera aliada del avance y el cambio. Porque solo cuando aceptamos lo que nos ocurre podremos comenzar a trabajar para mejorarlo. De otra manera, si lo negamos, lo único que hacemos es darle más fuerza. Las personas resilientes saben que aceptar es comprender y afrontar, no darse por vencidos. 4. Consideran que nadie es inmune al sufrimiento Ser resiliente no quiere decir que una persona no tenga heridas, sino que a pesar de ellas la situación adversa le ha sido instructiva de algún modo. Ha sido capaz de aceptar el dolor y en lugar de sumergirse en él, ha optado por aprender. Las personas resilientes saben que escudarse y protegerse del dolor no siempre va a funcionarles, ya que huir las alejaría de la posibilidad de comprender qué les sucede y seguir creciendo. Como ves, ser resiliente puede aprenderse y entrenarse. De hecho, tendría que ser una enseñanza fundamental en las escuelas. Siempre vale la pena aprender estrategias para mejorar y seguir creciendo y la resiliencia es esa capacidad que nos permite ser fuertes a pesar de que el viento azote con fuerza, adaptándonos lo mejor posibles a los baches que conforman las pérdidas, las decepciones, los traumas y los fracasos. ACCIONES POSIBLES La idea no es abrumarte, sino acompañarte en el camino del autocuidado y autoconocimiento. Para eso te proponemos tres acciones, de las cuales puedes realizarlas todas o solo una, todo está bien. Te agradecemos si lo quieres compartir con nosotros o con los demás, eso lo eliges tú, solo hazlo saber. Lo que si te pedimos es un comentario del texto (me gustó, me cargó, me fue indiferente, y porque?) A. Al terminar de leer el texto, quizá lo necesitas re-leer para oír el texto. Que palabra, frase o concepto te resuena? Plasma ese concepto en una expresión: un texto, dibujo, un movimiento, una fotografía, una escultura. B. Tú también eres resiliente, con seguridad has superado alguna dificultad o situación en tu vida. Piensa y recuerda en aquella vez que fuiste valiente y a pesar del miedo. Cuéntalo como una anécdota divertida. C. Seguramente no estabas sola/o. Hubo una(s) buena(s) persona(s) que te acompañó, abrazó y colaboró en recomponer tus partes rotas. Alguien que te enseñó por las buenas. Hazle un homenaje, una oración, una llamada. Comparte como te sentiste.


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